domingo, 14 de diciembre de 2008

Esos instantes

Este breve texto ya tiene algún tiempo. Lo había colgado en un blog que solía tener, y no sé porqué no lo colgué en alguno de los nuevos. Ahí va:

¿La prestidigitación es diferente de la magia?

Se supone que en la magia ocurren cosas que vulneran lo que sabemos acerca de cómo funciona la naturaleza.

La prestidigitación se vale de mecanismos psicológicos para aparentar que ocurren esas excepciones.

Entre el milagro y la prestidigitación oscila la magia: nos hace creer que el milagro es posible y nos instala en un lugar fantástico. Puede comenzar como prestidigitación; pero se convierte en magia cuando nos libera. Cuando da una estocada al realismo chato y abre paso al milagro. Cuando configura un instante de esos que nos hacen contener el aliento por unos segundos. Cuando sabemos que, a pesar de todo, vale la pena.

A veces, estando con la gente que quiero; haciendo ciertas cosas que me gustan; siendo sorprendido por el mundo circundante, tengo la sensación de que algo me envuelve: es cuando la magia adviene al mundo.

Y entonces me alegro de estar aquí...

lunes, 21 de julio de 2008

Aceptar

Ya no sé cuánto tiempo más habrá que esperar para que todo vuelva a la normalidad ¿O será que cuando las cosas se sacudían en la locura era mejor? La vida tiene esa cualidad de ponernos a veces en situaciones en las que ninguna de las opciones es mejor. Nos obliga a tirar la moneda y resignarnos sopesando mal sobre mal. Pero con la certeza de que ninguna decisión podrá conformarnos.

Hoy dejo latir un pulso que quizá sería mejor silenciar. Tecleo, y mientras tanto tomo conciencia: no me va a salir nada que no sea áspero y desencantado. Al menos espero que sirva para escupir fantasmas, para purgar un rato el extravío. Para huir de la debilidad autoimpuesta de no aceptar las cosas tal como son. Y entonces las acepto.

Muerdo rabia, vomito furia, elevo una maldición prepotente y, al final, decido convertir todo este melodrama en virtudes que, más tarde o más temprano, he de capitalizar. La derrota no es una opción.